Os ha pasado alguna vez, que, a la hora de incorporar un nuevo miembro al equipo, ¿no sabes en que fijarte?
Es curioso que cuando recibes los currículums, sin tener un departamento de RR HH detrás, al juicio del que escoge descartas unos y salvas a otros. Y los que salvas hay cosas positivas y negativas según el perfil que buscas. Lo bueno del caso, es que cuando haces las entrevistas tienes que fiarte muy y mucho de tu intuición, olfato o feeling que te haya provocado la persona que tienes delante.
Y me pregunto. Esta persona que viene, que está deseando un trabajo, ¿Como de nerviosa debe estar? ¿Esta persona está interpretando su papel de su vida o realmente es lo que dice ser? ¿Qué me hace pensar que esta persona es la ideal para el sitio vacante? ¿Qué me hace pensar que esta persona va a encajar en el engranaje del equipo?
Esta claro que no hay un indicador que te asegure un acierto clamoroso, o al menos yo no lo conozco, pero lo que sí estoy seguro, es que si somos capaces de que cada miembro del equipo participe, individualmente desde su mapa, en el proceso y mantenga una conversación con la persona candidata, tienes muchas otras percepciones que ayudan a la hora de la toma de decisiones.
Dicho esto, puede parecer una perdida de tiempo el que cada miembro tiene que dejar su tarea a un lado para atender a l@s candidat@s, pero, al fin y al cabo, esta persona es la que compartirán horas de risas, horas de lloros, momentos felices, momentos complicados, y vivencias de todo tipo. Entonces, visto desde este prisma, creo que invertir un tiempo de calidad precioso para escoger a tu nuevo compañer@ es invertir en el bienestar laboral de la organización.
¿Qué piensas tú?