Si digo que todo propósito debe tener un fin, suena a obviedad. Pero ¿un fin para que, o para quién? ¿El fin es para que lo requiere la organización o porque profesionalmente se supone que es bueno para mí? ¿El propósito en si mismo es el fin? ¿O quizás antes de nada deberíamos matizar que es un propósito?
Muchas preguntas que realmente yo no tengo respuestas y si alguien las tiene haría un favor a la humanidad expresándola. Lógicamente sí creo que todo propósito, si estamos hablando de equipos, debe tener su fin, pero no me queda claro el orden: un fin para la organización o un fin personal. Para darle un poco de luz, o sembrar más dudas, me gustaría poner sobre la mesa un vivencia real que nos paso hace unos días, obviando nombres para que nadie se sienta aludido.
Estando en medio de una intervención quirúrgica se observó que el paciente necesitaba de otra cirugía más compleja de la que en un principio se requería. Lógicamente necesitamos del permiso del cliente para poder realizar esta segunda intervención. La respuesta del cliente no fue inmediata ya que tenia que consultar con los otros miembros de la familia, con lo que teníamos un paciente encima de la mesa del quirófano sin saber qué decisión tomar al respecto y ello provoco un conflicto entre veterinarios y equipo auxiliar. Afortunadamente y como los conflictos interpersonales no pueden afectar al paciente, la resolución de la cirugía fue un éxito.
Dejadme que haga un pequeño inciso en la palabra “conflicto” que tanto nos duele y tan desagradable nos suena. Tenemos conflictos a diario con todas las personas que nos relacionamos: con nuestras parejas, con nuestros hijos, con nuestros padres, con nuestros compañeros y sobre todo con nosotros mismos. Si no fuera así seria porque todos tenemos un pensamiento único y eso nos llevaría a la destrucción humana porque nunca cederíamos cuando alguien se saliera del camino ni cederíamos con nosotros mismos. Lo realmente saludable es saber convivir y sobrellevar el conflicto para poder aprender a gestionarlo y superarlo hasta que un conflicto se convierta en una discrepancia solucionable. Lo que no deberíamos hacer nunca es evitar el conflicto porque siendo así no creceremos ni como humanidad, ni como profesionales, ni como hija, madre o compañera.
Volviendo al caso que nos concierne, después del conflicto generado, las sensaciones que quedaron no fueron las mínimas deseadas para gozar de un buen ambiente laboral hasta que el día siguiente, en el Round diario habláramos del conflicto. Mas allá de lo que se hablara, el propósito estaba claro para todos: hablar de dicho conflicto. El fin es el que creo que cada uno tenía el suyo: Unos quizás solo buscaban el perdón, u otros podían buscar ser perdonados. Los mismos podían buscar herramientas para que en otra ocasión se gestionara de un modo distinto que solo el tiempo dirá si es mejor o no “ensayo, error”. Otros quizás solo querían encontrar la cohesión del grupo para restablecer la cordialidad en el equipo y seguir siendo el mejor ambiente laboral posible. O quizás para otros el fin es que todos expresáramos nuestras impresiones para poder detectar si ese era el conflicto real, o simplemente es consecuencia de un conflicto que viene de lejos, o de otros conflictos.
De lo único que estoy totalmente convencido es que nadie de los que estábamos en esa sala hablamos del conflicto por el mero hecho de sacar el látigo y repartir estopa a diestro y siniestro. Y eso que parece tan fácil de hacer es una lección de vida. Hablar del conflicto diciendo como uno se ha sentido, pero con una posición de neutralidad y ser capaz de mostrar el daño que se ha podido ocasionar por no tomar la decisión correcta dejadme decir que es de valientes. Y es que pasar de trabajar en equipo para ser un equipo hay que ser coherentes y valientes.
Y donde queda el fin. Pues no lo sé. Personalmente creo que el fin es el crecimiento personal que tenemos cada uno con las experiencias que vivimos, y si lo conseguimos también crece el equipo, Y cuando se tiene esa sensación te sientes más feliz. Quizás ese es el fin. Ser felices.